- Manipularle físicamente, manosear su cuerpo hacia una postura concreta.
Por ejemplo, si quieres que se siente, le das un empujoncito hacia abajo.
No hay casi nadie hoy día que enseñe de esa forma, pero si un montón de gente que lo hacer cuando el perro, por la razón que sea, deja de hacerlo, me explico: estamos en clase y el dueño le pide a su perro que se siente, pero el cachorro pasa. Se lo repite, y el perro sigue a su bola, hasta que el dueño le intenta “ayudar” y evidentemente sigue sin funcionar.
Manosear el cuerpo de un perro hacia la postura que sea no le está enseñando a lograrlo por sus propios medios, solo genera incomodidad.
Enséñale adorar a tus manos, y no a evitarlas.
- Subir el criterio del ejercicio demasiado pronto.
Primero aprenden con el gesto (es más fácil para ellos) luego la palabra, siendo que al principio la ratio de premios es muy alta (1 comportamiento 1 premio), si vas muy deprisa y no respetas sus tiempos a la hora de variar esa ratio o quitar el gesto, caminas hacia el fracaso. ¿Quién ha fallado el perro o el entrenador? obvio.
- Disgustarte y corregirle nada más empezar algo nuevo para él.
Cuando yo digo eso unos se creen que me refiero a gente gritando y dando patadas, nada más alejado de la realidad, el enfado es un estado de ánimo de frustración que se trasmite, aunque estés callado, ya que los perros tienen una habilidad natural para descifrarnos.
Cuando el perro empieza una tarea nueva, tiene que acertar SI o SI, ejemplo: en clase me gusta mucho plantearles diferentes retos (esto puede ser con un puzzle, subiéndose a alguna plataforma, entrar en un túnel, etc.). Quizás el primer día el perro no se meta en ese túnel, pero eso es lo que menos me preocupa, lo que interesa es la proactividad, es que se acerque e intente hacer algo dentro de sus posibilidades. Ya está. La siguiente clase la cosa cambia, porque el perro poco a poco aprende y coge confianza, pero si el dueño le presiona a hacer algo para lo que no está preparado, ese perro se hunde y lo pasa mal, no se ve capaz y esto alimenta su inseguridad.
Pónselo fácil, esa es la mejor manera de mantenerle motivado para jugar contigo.
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